El atardecer va posándose en el muelle cuando ya estamos de regreso al Gran Roque, los pelícanos y gaviotas buscarán su refugio. Y así, comienza la mágica metamorfosis de un mar que da lugar a la isla iluminada, con restoranes que ofrecen la mejor gastronomía marítima y velada a la luz de las velas. La música y el ron serán los anfitriones junto a los variados tragos de diferentes frutas tropicales. Los afortunados, serán bendecidos por alguna que otra estrella fugaz que seguramente, cumplirá con algún anhelado deseo
El archipiélago cuenta con zonas de protección natural, esto con el fin de proteger parte de las islas en su estado original y que sirva como sitio de reproducción de las especies que componen el archipiélago. La temporada de langosta se ha reducido a solo cuatro meses para preservar también su reproducción ya que se ha visto un poco afectada por las temporadas anteriores en la que npescadores inescrupulosos las extraen fuera de las mismas.