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Cuando los azules y verdes fueron creados por la madre naturaleza, la paleta utilizada para mezclar tonos hasta alcanzar la perfección fue la zona de Venezuela conocida como el archipiélago de Los Roques un lugar para disfrutar con todos los sentidos y que forma parte de las Dependencias federales de Venezuela y está a 130 km de tierra firme.

En este paraíso tropical la gama de colores del mar combinados con el cielo impactan desde el momento que los vemos desde el aire, al sobrevolarlo en avionetas que parten desde Caracas con experimentados pilotos que te permiten la mejor vista. Y esto no pasa solo la primera vez, sino cada vez que vuelvas, pues la memoria parece no terminar de sorprenderse ante tanta belleza.

Al poner los pies en tierra, se agregan otras sensaciones como el olor a mar y sus gustosos frutos que se cocinan tradicionalmente en los fogones de las casas y con toques gourmet en los restaurantes, como el de la Posada Mediterráneo, donde el menú invita a degustar los frescos productos marinos y otros platos que dejarán paladares felices.

Los Roques te obliga amablemente a mantener los sentidos despiertos para disfrutar en la piel la suavidad de la brisa y en el alma la calidez de su gente, esa que recibe al visitante con una mezcla de familiaridad y cuidado de los detalles para que tenga una experiencia VIP.

 

Los Roques conjuga el placer.

 

 

Los visitantes pueden ir directo a instalarse y refrescarse en cualquiera de las 8 habitaciones que haya seleccionado de la posada o ir directamente a la playa atravesando el pequeño pueblo de calles de arena. En cualquier caso la tranquilidad y la paz están garantizadas.

Pero a Los Roques se viene a disfrutar de la playa, así que una vez en el archipiélago, que es Parque Nacional desde 1972, las mayores preocupaciones de los visitantes son escoger el traje de baño del día, decidir a qué playa ir a disfrutar o qué lugares conocer, de todo lo demás se ocupa el personal de la Posada Mediterráneo.

Poner los pies en la arena, disfrutar la calidez del agua, apreciar el sonido del mar y la brisa, degustar platos con ingredientes locales, tenderse al sol, sumergirse en aguas cristalinas, explorar la profundidad del mar, brindar con un trago tropical, curiosear entre las callecitas del pueblo, practicar actividades marítimas, extasiarse con un bello atardecer, ser bien atendido, vivir el Caribe a plenitud con todos los sentidos, eso es visitar Los Roques.